25 de octubre de 2019
Foto: Ricardo Stuckert

Miércoles, 23 de octubre. La pancarta colgada en la Vigilia Lula Libre, a pocos metros de la sede de la Policía Federal en el municipio de Curitiba (Paraná), señala: 564 días de resistencia. 564 días de la prisión política del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, en el marco de un proceso que afirma ser “mentiroso”, protagonizado por el entonces juez Sergio Moro y el fiscal Deltan Dallagnol.

El equipo periodístico de Brasil de Fato solicitó una entrevista al exmandatario hace poco más de seis meses. Después de la autorización de la jueza Carolina Lebbos, que reemplazó a Moro y reiteró su decisión, Lula decide con cuáles medios quiere hablar. Para ingresar en el edificio de la Policía Federal – que irónicamente fue construido e inaugurado durante el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) – se necesita registros, inspección de equipos audiovisuales y puntualidad. Lula está detenido en una celda individual, donde mantiene una rutina de ejercicios y lecturas.

La cita con el ex mandatario duró dos horas y tuvo lugar el mismo día que la Corte Suprema reanudaba el juicio que decidirá la legalidad de la prisión tras una condena en segunda instancia. El resultado de la sesión determinará el futuro de Lula y de otros 5 mil presos en Brasil. Para el ex mandatario, el papel de los magistrados es hacer cumplir la Constitución: “Por eso es que estoy tranquilo con la votación en la Corte Suprema. Lo que ellos están votando no corresponde a mí, sino al cumplimiento de la Constitución brasileña”, afirma Lula al comienzo de la entrevista.

Después de introducir el tema, el líder del Partido de los Trabajadores habló sobre reforma agraria, el desmantelamiento de las políticas públicas, pensiones, soberanía, los retos de la izquierda brasileña, su vida personal y libros.

Vea la entrevista:

Brasil de Fato | Edición: Camila Maciel, Daniel Giovanaz y Vivian Fernandes| Traducción: Luiza Mançano